domingo, 21 de febrero de 2016

PARECES MAS JOVEN

Salgo con un hombre. Nos divertimos, nos reímos, él es atractivo, yo más, lo pasamos bien, hacemos juegos de palabras comparando inteligencias y tal. En un momento de entusiasmo me dice con mirada ilusionada:
-Pareces mucho más joven.
Yo sonrío y me pregunto si debo iniciar este diálogo o callármelo:
-¿Más joven que quién?
-Que la edad que tienes.
-¿Y con qué persona de 45 años me estas comparando?
-Quiero decir que si yo no supiera los años que tienes, te echaría muchos menos años.
-¿Y cuantos me echarías? ¿42? ¿40?
-Menos.
-¿Sabes qué pasa? Que a lo mejor soy la única persona de 45 años en el mundo que aparenta 45 años pero tú nunca has conocido a nadie que los aparente bien. A lo mejor aparento 50 años de espíritu jovial. A lo mejor no me estás mirando con lo que hay que mirar.
-Era un piropo.
-No, un piropo es decir: qué guapa eres, qué ojazos tienes, quė monas y redondeadas son tus orejas, que parecen hechas de buen cartílago, un cartílago fuerte y delicado. Que nuestro primer piropo, querido, venga a cuento de mi juventud o de mi poca juventud no es un piropo. De hecho, es las antípodas del piropo. No porque me ofenda -que ya puestos también me ofende, aunque me ofende por razones ajenas a la edad que no sé si entenderías-, sino porque te retrata. A mi me interesan mucho los hombres que dicen lo último que piensan y me interesan más bien poco las personas, hombres incluídos, que sueltan por la boca lo primero que les viene a la cabeza. Tu comentario "pareces más joven" surge de una mentalidad burguesa y cuadriculada y mi sonrisa helada surge de un espíritu libre y bohemio que se fascina de tu mentalidad, que por otra parte, es la norma. Te voy a decir lo que ha pasado por tu mente para decir esa frase. Te vas a quedar de piedra de todo lo que soy capaz de adivinar con una sola frase: resulta que hoy has salido con una mujer atractiva y divertida, una mujer que no tiene problemas ni cargas, una mujer libre de las esclavitudes de las mujeres que es muy graciosa y que tiene talento... pero en tu mente está esa cifra... 45 y piensas: "puf..." Y te dices a ti mismo: "La preferiría de 35, pero la verdad es que es tan ingeniosa, tan jovial, tan desenfadada que la tía parece que tuviera 35. Me gusta. Me gusta esta mujer. Sí, aparenta 35. Es increíble. Qué bien me siento a su lado. Ya no es obstáculo su edad... Parece que me sirve, qué alivio, a pesar de que no tiene 35 sino 45". ¿He acertado?.
-No te quería ofender, pero sí, has acertado en todo.
-¿A que ya no te parezco más joven? ¿a que ahora te parezco una anciana? Tengo la sabiduría de Leah, la primera mujer de Jacob. La sabiduría de todas las tribus de Egipto. No parezco más joven, ni más vieja, ni parezco, ni soy una niña, no parezco nada en comparación con nadie porque mi edad es irrelevante. Siempre lo ha sido. Siempre fui adulta, desde muy pequeña. Siempre he sido joven, desde muy mayor. Esto es porque sólo hay una Lea González-Vélez Martín en todo el mundo. Soy incomparable. Lea tiene todas las edades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.